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Mostrando las entradas de mayo, 2006

Racconto B.

Partamos de la base de que toda relación como hecho en sí, único y abarcable, es una mentira absoluta (Siempre viene bien romper con algún mito antes de contar una idea). Existe, como en el triángulo peirciano, una cadena semiológica que genera infinitud de puntos de vista tanto o más certeros y reales que el rótulo que suele ponerse; cosas que están en lugar de otras para ser interpretadas una y otra y otra vez. Por ejemplo, a mis veinte recién cumplidos yo estaba seguro de estar por primera vez enamorado de alguien de mi mismo sexo, B., y también estaba igual de seguro de que B., aunque se hiciese el duro, en realidad tenía algo especial para conmigo. En mi conjunto de percepciones atormentadas por exceso de testosterona mal aprovechada, yo no era solamente para él el pibe straight del grupo de putos y tortas amigos que se había agarrado en el novedoso túnel del megaboliche AMK por diversión alguna vez aislada. No, B. no sólo no estaba enamorado de su novio (igual de lindo, igual de

Don Quijote y Yo

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Mi viejo, Eduardo, es el tipo de persona que hace planteos tales como: “Si tomamos por cierto el enunciado que dice que cuando una tostada se te cae al suelo siempre lo hace con la manteca para abajo, y también el que dice que los gatos siempre caen parados… habría que experimentar entonces qué ocurre si uno unta el lomo de un gato con manteca.” Es decir, un tipo de persona muy particular. Habla cuatro idiomas y nunca viajó más lejos que a Brasil. Estudió toda su vida y lo sigue haciendo, es Profesor universitario de Historia, casi abogado (le faltaban dos materias y se arrepintió), es Licenciado en Relaciones Públicas, poeta con dos libros escritos y sin embargo trabaja de visitador médico. “Es un trabajo que te permite estar en la calle todo el tiempo” su explicación. Y no me extrañaría que si se quedara sin laburo, se hiciera tachero. La libertad para él es un bien que atesora como ningún otro, especialmente porque nunca logró atesorar ningún otro bien más que ese, afectos y sapienc