Res.Ant.D&G 9-05 / inc.2

Resolución asunto anteojos: he recibido diversos consejos, por acá y en persona... y lo escuchado me ha sorprendido por su variedad en calaña, tono y posiblidades. Todas aquellas ideas que estaban basadas en la mentira ("hacete el boludo y dejalos en el cajón, de última los rompió la shiktze" o "hacete el boludo y actuá que se te caen delante de él") las descarté en gran parte porque no me interesa alimentar una relación empatrañada por algo tan tonto, y en parte porque soy un pésimo actor. Especialmente cuando de hacerme el boludo se trata.
La de Andy (gracias!) la pensé, pero la descarté pronto... Matías no es un fashion-victim irredento... él tenía esos lentes consigo desde hacía un buen tiempo y los alababa por la pureza y atemporalidad de su diseño, no por la marca, aunque suene remanido y poco sustentable mi comentario. Y lo último que entró de las casas Premium en mercado no se le parece en nada al par que decidió suicidarse en mis manos.
Opté por lo que contaba en el mail ayer, decir la verdad en plan preocupado y ofrecer mi buena voluntad y disposición para lo que viniese.
Funcionó. Y resultó ser que como premio a mi sinceridad, recibí una explicación sobre ese par de lentes que me liberó parcialmente de culpa y cargo. Parece ser que traían consigo un problema de diseño congénito debido a que se obviaron los consejos prácticos de su diseñador industrial -quien quería a toda costa ponerle un tornillo en el puente- en favor de la estética pura. Con lo cual, el repuesto del vidrio se rompe sistemáticamente cada determinado tiempo por sólo la propia tensión de sus materiales; y tal repuesto (que ya había sido cambiado tres veces en este par según me acabo de enterar) está al alcance de un bolsillo un tanto más normal.
Fin de la historia, que aunque no lo pretendía, terminó dejando un regusto amarillo casi moralino, moralejo.