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Mostrando las entradas de 2019

Octubre del Diecienueve

Como todos, no entiendo claramente los alcances de todo esto que está ocurriendo. Están pasando muchas cosas juntas en muchos lugares del mundo. Todos lo estamos viendo, sintiendo y asimilando; gracias a la tecnología, nunca hubo tanta información en tiempo real ocurriendo a la vez. El filtro de a qué accedemos es difuso en sus alcances: obviamente, los intereses de quienes al día de hoy detentan poder y tienen medios propios (o “alquilan” voluntades de trabajadores de medios) también operan. Y hasta operan incipientes inteligencias artificiales (aunque programadas por personas) que ya hacen su propia proto-voluntad, eligiendo desde algoritmos manejados por otros algoritmos, lo que vemos en las pantallas chicas, medianas y grandes. Pero distorsión o no de por medio, está claro que están pasando muchas cosas. No sé si es de optimista ingenuo, o por pura inteligencia intuitiva... que siento sin embargo que son tiempos aciagos, y oscuros; pero esperanzadores a la vez por el cambio qu

Don José

En el 2007 yo todavía laburaba en Pol-ka Cine, y me tocó acompañar la copia 35mm de "El Niño de Barro" al Festival de Cine del Fin del Mundo, en Ushuaia. Éramos sólo dos los invitados a ese festival chiquito, pero de los piolas, donde se veía a la gente local interesada en tener contacto con películas que nunca se hubieran estrenado en el Pakewaia, el cine comercial con el que contaba la ciudad en ese momento. El otro invitado era alguien a quien el festival le hacia un homenaje: José Martínez Suárez. Tuve el privilegio jevi de compartir con él y su mujer Nené cuatro días codo a codo, jornadas de sol eterno apenas tibio muy del verano fueguino, donde mantuvimos bocha de conversaciones. Me acuerdo que yo estaba muy preocupado por mis cuestiones de laburo porteño de producción de oficina, al que sentía de alguna forma le estaba fallando (Nunca fui muy bueno para disfrutar a pleno esa, la parte más linda de mi laburo, supongo por alguna gilada de culpa de clase). Sufría por la

Banquen la parada

A los trece años tuve la primera certeza, posteriormente autorreprimida por una psicoterapia que me dijo "vas a ser lo que quieras ser"... de que los hombres me provocaban deseo sexual.  Yo no quería ser homosexual. No me parecía una opción válida: mis años de educación formal, sostenidos con mucho amor, esfuerzo y sacrificios por mis viejos que priorizaron la mejor formación que pudieran brindarme, estaban construidos sobre un paradigma que consideraba a las opciones de deseo diferentes a la hetero como anomalías, problemas, enfermedades.  Hoy las cosas cambiaron. Y gracias a otras herramientas que me dio esa educación, la lucha de muchos, el sentido común de algunos, y la aceptación (tolerancia?) de un sistema que nos fue recibiendo... hoy estoy casado con el hombre que amo y priorizo, disfruto de una vida sexual, afectiva y social plena, abierta, aunque diferente a la de la mayoría.  Y sigo aprendiendo cosas sobre mí mismo y los demás. Cosas como que mi des