lunes gris

Casi todos tenemos algo para decir, independientemente de cuánto espacio ocupe el fútbol en nuestra vida o cuánto nos guste, por ósmosis, o empatía con los cuarenta millones de alrededor, algo nos pasa.
Va lo mío: no sé si es por hincha de Rácing, por productor independiente, o por clase media de Almagro que el sufrir los procesos y llegar al final con lo justo y no siempre al resultado más esperado o deseado me resulta natural, o posible. Lo que no me resulta natural es esta puta idea de que o "sos número uno" o "nada importa".
Qué onda, argentos, esto de titular tan naturalmente "FRACASO" a un segundo puesto? A SIETE segundos puestos! Comprendo que el oro tienta. Pero me quedo un millón de veces con un equipo funcional y perfectible, que pisa podios, liderado por un mago que hace jugadas colectivas, engrandece al espectáculo, le cede definiciones a los compañeros y pifia penales, porque es humano... antes que con robots engreídos, eficaces que manejen su carrera y su físico como una corporación a un producto.
No sé. Todo el fondo de la cuestión me parece patético. Patético el exitismo implacable, el ninguneo al esfuerzo grupal bien entendido de ese grupo y a todo lo bueno que esta selección viene brindando. Patético el mensaje que dejamos a los pibes argentinos que criamos. Patético que promulguemos como colectivo que quien no la mete cuando aprieta el yugo, quiera irse llorando. Aún, siendo el mejor del mundo.

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