Don José

En el 2007 yo todavía laburaba en Pol-ka Cine, y me tocó acompañar la copia 35mm de "El Niño de Barro" al Festival de Cine del Fin del Mundo, en Ushuaia.
Éramos sólo dos los invitados a ese festival chiquito, pero de los piolas, donde se veía a la gente local interesada en tener contacto con películas que nunca se hubieran estrenado en el Pakewaia, el cine comercial con el que contaba la ciudad en ese momento. El otro invitado era alguien a quien el festival le hacia un homenaje: José Martínez Suárez. Tuve el privilegio jevi de compartir con él y su mujer Nené cuatro días codo a codo, jornadas de sol eterno apenas tibio muy del verano fueguino, donde mantuvimos bocha de conversaciones.

Me acuerdo que yo estaba muy preocupado por mis cuestiones de laburo porteño de producción de oficina, al que sentía de alguna forma le estaba fallando (Nunca fui muy bueno para disfrutar a pleno esa, la parte más linda de mi laburo, supongo por alguna gilada de culpa de clase). Sufría por la señal de celular intermitente, y me sentía en un estado de tensión constante... ahí fue Don José quien me dijo algo -nos hablamos de usted todo el tiempo- que al día de hoy me sigue relajando cuando me pongo nervioso por no estar resolviendo alguna cuestión de esas de coyuntura de producción: "Pablo, no se preocupe por demás. Usted está haciendo todo lo que puede, yo lo veo... sereno consigue mejores resultados, y en el peor de los casos... piense que lo que hacemos, en el fondo, sólo es proyectar lucecitas en una pared. Nada puede ser tan grave, a fin de cuentas".

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