la cosa humana
No hay nada más complicado que la cosa humana. Gracias a eso es imposible saber qué carajo sale de la mezcla de una actividad, un momento, un lugar... y personas, por muchos ensayos de investigación que se realicen. Al haber personas, con que una sola de las variables cambie, el resultado puede estar tan alejado de la hipótesis como si se hubieran variado todas. Yo, por ejemplo, acostado en la misma cama con el mismo tipo a la misma hora y después de haber hecho algo bastante parecido, siento cosas absolutamente diferentes a las que pude haber sentido tres días antes, en la misma posición, en la misma sábana.
Eu, ojo que estoy tratando de abstraerme de las variables externas; aunque hacerlo por completo sea absolutamente imposible. Igual confío en (y me huelo) que la diferencia en loas resultados depende de lo complicado eso que decía de lo humano, y no del impacto externo directo.
¿Lo útil de este descubrimiento? Es que desde esa perspectiva es muy difícil generar rutina como algo negativo. Es un buen punto. Nunca sabés qué va a provocar qué. Estimás, arriesgás, suponés, nunca sabés.
La paradoja y contracara acá la armo desde el absurdo del mismo pensamiento y sus límites: a veces me morfa la nostalgia de la perfección de un recuerdo, y por mucho que me caliento en tratar de reconstruirlo no llego ni a la mitad de lo que era. Me rindo ante la desnaturaleza de la reconstrucción obsesiva de escenarios, personajes, sensaciones y tiempos. Entonces, en consecuencia… termino cagándome en la no-rutina de la rutina que acabo de ponderar y vuelvo a la carga buscando “lo nuevo” constantemente, bombardeo de sensaciones y secreciones glandulares para cubrir un vacío que en teoría no debería generarse desde ningún lado.
Y así ando a veces como hoy, tirando, tratando de entender por qué carajo hago lo que hago y nunca llego a hacer lo que no hice todavía. Este es uno de esos momentos de impasse en el bombardeo... y de reflexión, que la mayoría de las veces se quedan en contemplación y enrosque absoluto, sin ningún resultado. Bah, ahora por lo menos son un post.
Eu, ojo que estoy tratando de abstraerme de las variables externas; aunque hacerlo por completo sea absolutamente imposible. Igual confío en (y me huelo) que la diferencia en loas resultados depende de lo complicado eso que decía de lo humano, y no del impacto externo directo.
¿Lo útil de este descubrimiento? Es que desde esa perspectiva es muy difícil generar rutina como algo negativo. Es un buen punto. Nunca sabés qué va a provocar qué. Estimás, arriesgás, suponés, nunca sabés.
La paradoja y contracara acá la armo desde el absurdo del mismo pensamiento y sus límites: a veces me morfa la nostalgia de la perfección de un recuerdo, y por mucho que me caliento en tratar de reconstruirlo no llego ni a la mitad de lo que era. Me rindo ante la desnaturaleza de la reconstrucción obsesiva de escenarios, personajes, sensaciones y tiempos. Entonces, en consecuencia… termino cagándome en la no-rutina de la rutina que acabo de ponderar y vuelvo a la carga buscando “lo nuevo” constantemente, bombardeo de sensaciones y secreciones glandulares para cubrir un vacío que en teoría no debería generarse desde ningún lado.
Y así ando a veces como hoy, tirando, tratando de entender por qué carajo hago lo que hago y nunca llego a hacer lo que no hice todavía. Este es uno de esos momentos de impasse en el bombardeo... y de reflexión, que la mayoría de las veces se quedan en contemplación y enrosque absoluto, sin ningún resultado. Bah, ahora por lo menos son un post.
Comentarios
Saluditos.
john que bueno ir un bote colectivo (por ahi era una cacciola) a mi me hace acordar a las películas de Sandro.
Uno de los pocos divos argentinos. Juntos somos dinamita.