Casi nunca me acuerdo pero hoy sí.

Veamos. Estoy en un teatro. Un teatro no demasiado grande, cerca de 300 butacas. El evento ya empezó hace rato y yo estoy todavía entredormido, llegando de otro sitio, o despertándome en ese momento. Hay como 6 filas de asientos más entre la mía y el escenario, pero se escuchan voces por todas partes, mucha gente parece no prestar atención al… espectáculo? No veo bien de qué se trata, está borroso. ¡Hey, Pablo, felicitaciones man! ¡Ya era hora, no, tanto esfuerzo valió la pena, si nos habremos roto el culo noches y noches con esas maquetas del orto, cuántas veces nos despellejamos los dedos al tratar de despegarlos con el cutter, lo que la gotita pega na-da-na-da lo-des-pe-ga!!! Jaaaaa, agua caliente no sirve para un carajo, le contesto al gordo, y me acuerdo que alguna vez me pasó eso, pero ocurre que hasta ese momento no había caído en lo claro y evidente de todo, no es un teatro, es un Aula Magna. Eso, las butacas no son exactamente butacas aunque el escenario sigue estando, terciopelo rojo y raído al fondo. Seguro que atrás del telón ese hay pared, el espacio entre bambalinas no existe. Voy acotando y abarcando un poco más el espacio, los bordes toman forma y las sillas no están mal, un poco demasiado usadas de seguro, pero la Universidad pública es así. Apenas hay presupuesto para los sueldos docentes, bien vale que las sillas se rompan inusables antes de cambiarlas. Están así y está bien que así sea, casi como un manifiesto, una aseveración de principios. ¡Pablo! Marisol también va a recibir su diploma, claro, cómo no me acordaba si a Marisol la veo todos los días!! ¡Arquitecta! Le grito, y ella me responde lo mismo, pero con “o” alargando los brazos y la última vocal, nos felicitamos mutuamente a palmadas. Casi se pone a llorar de la emoción, la entiendo un poco, tanto tiempo, tanto esfuerzo y finalmente el día del reconocimiento, el paso final antes de… Todavía no, Pablo, me quedó una colgada. Uh, qué cagada, pero cómo, si estás acá, vestido lavanda con voile y orquídea prendedor, pelo recogido, qué te falta, boluda, me estás jodiendo? No es nada, no es nada, y no deja de sonreír aunque ahora sí le cae la lagrimita que había asomado un toque antes. Tengo que subir a presentar mi tesis final… y ahí me lo dan, posta! De hecho, me ayudás? Sí, dale contá conmigo for sure, MARISOL FREITES se escucha en los parlantes chotos y ahora sí todo el mundo se calla, la distancia al escenario se dobla, se triplica y esto es casi el Kodak Theatre. Fácil hay dos mil tipos de traje sentados mirando como caminamos en silencio, sepulcral silencio con Marisol hasta el escenario que mantiene las proporciones originales, la pared tras el telón de fondo y el parqué de madera sin lustrar que cruje cuando se pisa. Cómo se escucha todo, la acústica es increíble, sonido amplificado por mil.Y un banquito alto ubicado en el medio. Sobre el banquito, un gato gris, quieto, sentado mirando con cara de gato hacia adelante, la cuarta pared. Suben cinco o seis tipos más, perfecto orden y sincronía en sus movimientos de traje impecable. Marisol anuncia con el micrófono de mano: Tesis final, carrera Arquitectura. Alumna, Marisol Freites. Tema: Los Gatos… son Magnéticos?
Dicho y hecho, se une a la ronda que le hacemos al minino que inmutable permanece sobre el banquito alto mientras giramos despacio a su alrededor tomados de las manos… y giramos, y el gato no dice nada pero levita. Seguimos moviéndonos circularmente vista fija al centro, cuando una fuerza tangible se apodera de nosotros los participantes que uno a uno y en extrañísimas posiciones vamos cayendo hacia arriba, al centro más y más cerca del gato. La ronda continúa, con dificultad asiéndose al piso del escenario en cada paso pisotón. Yo me resisto, y quedo entre los últimos. Se hace cada vez más difícil. Aplausos desde el público. Hasta que no puedo más, cierro los ojos y me suelto. Se siente como caer en un pozo, dulce y vertiginoso. No hay nada por hacer, me uno a la bola humana que formamos a tres metros del piso, flotando en el aire, unidos al gato por la espalda, por los brazos, los poros… Giramos ahora suspendidos en el aire cada vez más y más rápido. Se salen los trajes, se rompen, la piel se arranca y se confunde todo. . No puedo respirar.

Me despierto. Me sueno la nariz, me baño, me apuro. Es jueves 6 de octubre, llego a la productora temprano, y saludo a Marisol, que anda preocupada porque cambió el guión por decimocuarta vez y el plan de filmación ya no puede ser tan flexible.

En la sala, Standing Ovation.

Comentarios

Tomatito dijo…
Pablum:

Vas a tener que hacerme un mapa. Porque ni con dos copas de ajenjo en un estómago vacío entiendo esto.
P.Ing.- dijo…
es que los sueños son así de jodidos, no hay vuelta que darle. Lo que más me extraña es lo claro en el detalle, recuerdo todo muy vívido. Y haberme soñado arquitecto. Quien sabe, alguna vocación frustrada.
Anónimo dijo…
aeeehhh....esta bien....

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